jueves, 18 de noviembre de 2010

NO CONFUNDIR VALOR CON PRECIO

La comercialización es un desafío diario para las Organizaciones Sociales.

Los largos y sinuosos caminos para comercializar los productos , otro de los temas abordados en el 1er. Congreso Latinoamericano de Microcrédito.

En su segunda jornada, el 1er Congreso Latinoamericano de Microcrédito y Economía Social, que se desarrolla hasta este viernes en el Museo Cultural de la Memoria, Haroldo Conti, abordó las estrategias que deben implementar los emprendedores a la hora de comercializa sus productos. Los panelistas, representantes de organizaciones sociales de distintos puntos del país, coincidieron en que es necesario no bajar nunca los brazos y generar una inventiva permanente con participación activa, un trabajo colectivo que debe cubrir diversos pasos antes de llegar a la venta.
Marita Milagro, del Centro Ecuménico Poriajhu, que tiene sede en Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe, fue muy didáctica al explicar que “no se debe hablar de venta sino de comercialización, porque eso involucra un proceso mucho más amplio que la venta de un producto”.
La idea de generar propuestas continuas y elevar la autoestima colectiva, fue un eje permanente de los disertantes, entre los que se encontraban Roberta Capretti, de Surcos Patagónicos, quien reseñó la exitosa experiencia del Mercado de la Estepa, en la provincia de Río Negro. Por Bariloche participó también en Valería Hernández, de la Fundación Gente Nueva, y para contemplar una Mesa totalmente femenina, Alicia Rouco, de Mujeres Clorindenses, de Formosa.
La importancia de las Ferias a la hora de comercializar sus productos fue un lugar común de las participantes que explicaron que ese lugar de encuentro que empezó tímidamente como algo esporádico, terminó convirtiéndose en una necesidad de emprendedores y compradores.
“Arrancamos en plena crisis, cuando la desocupación había dejado a muchos en la calle. En Capitán Bermúdez pasamos de 4 mil obreros a 400”, comenzó contando Marita Milagro, de Poriajhu. “Al principio estábamos mas abocados a la educación pero la situación nos llevó a meternos de lleno en el tema económico porque teníamos el compromiso de dar respuestas concretas a la necesidad de la gente. Así fue que nos lanzamos a producir emprendimientos con la ayuda del Banquito de la Buena Fe. En los comienzos de esa dura época la cosa parecía no funcionar. Percibíamos un cuello de botella: la comercialización, que en aquel momento llamábamos simplemente venta. Con el tiempo aprendimos que se requiere de todo un proceso económico y político para llevar a buen puerto el objetivo de un emprendimiento. Es fundamental entender que se trata de un trabajo colectivo y por eso a veces los emprendedores nuevos abren los ojos cuando nos reunimos y empezamos de debatir ideas. Generamos un espacio, “La Enramada”, un lugar de ramos generales, donde nos encontramos, productores y artesanos, para seguir creciendo, no sólo para vender”.
Representando a Formosa, Alicia Ronco, de Mujeres Clorindenses, sintetizó la idea: “vamos todos por el mismo camino, nosotros también teníamos la autoestima muy baja hasta que apareció el Banco de la Buena Fe. Hubo un largo camino entre aquella primera Feria que nos animamos a organizar en las Navidades del 2006 y este presente. Esa experiencia fue tan buena que nos animó para que un mes después armáramos una segunda feria. Los emprendedores se entusiasmaron y comenzaron a tirar ideas. Surgieron así las ferias regionales, con compañeros que llegaban de distintas zonas. A la comercialización se sumaron hechos culturales y hasta organizamos una feria por el Día de la Primavera, con desfile de carrozas, donde la Reina fue elegida no por su belleza exterior sino por sus bellos valores interiores. De eso se trata la economía social, abrir espacios y generar recursos para poder vivir dignamente, es mucho más que producir ganancias. Como dice Serrat “No hay que confundir valor con precio”, remató Alicia..

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