jueves, 16 de septiembre de 2010

La Economía Solidaria

Sorpresas te da la vida.

Siempre es hermoso saborear la sensación íntima de una tarea cumplida…Es bien sabido que el Banco Popular de la Buena Fe como herramienta de la Economía Social y acompañado de una fuerte dosis de Educación Popular, desde la organización comunitaria, recupera valores muy superadores al factor meramente económico.

Días pasados me tocó vivir uno de esos momentos inolvidables, en Gobernador Roca uno de los pueblos del Plan Ahí donde viene funcionando un Centro de Vida desde hace más de dos años. No quiero perderme en los éxitos económicos de los emprendedores que fueron muchos. Quiero rescatar la actitud de las valientes mujeres que han decidido conformar una comisión que viene realizando distintas tareas para juntar fondos que luego destinan de común acuerdo para alguna actividad comunitaria, hasta conformar un circuito para otorgar sus propios créditos.

Ahora bien, no todo en la vida son sonrisas y las dificultades aparecieron. Dos de ellas sufrieron inconvenientes serios. Una de ellas la enfermedad de su madre, una enfermedad terminal que exige la adquisición de remedios caros en forma permanente. Otra de ellas tiene una nietita que debía operarse de cáncer en Buenos Aires, debía viajar de forma urgente. Coincidió que en la reunión nos habíamos propuesto trabajar sobre el objeto social de esa Comisión que está trabajando en convertirse en una Organización Social. Apareció el tema del fondo acumulado, de su utilización. Una integrante pidió que no nos olvidemos de las compañeras que estaban pasando un mal momento y que tenían necesidades. Cada una comentó sus casos y sus dificultades. Rápidamente hubo consenso en que el fondo debía ser en este caso para ellas, que si había necesidades urgentes no había mucho que pensar. Luego había que decidir si se les daba el fondo en forma de préstamo. Otra de ellas tomó la palabra y argumentó que esto no se trataba de un emprendimiento sino de una urgencia y qué clase de objeto social iban a tener si no asumían la grandeza de entender que el mejor uso posible de ese fondo era justamente ayudar a quien lo necesita. Rápidamente se pusieron de acuerdo en que ese dinero no tenía que ser devuelto por las compañeras sino repuesto por el grupo. Por último llegó lo mejor. El terrible momento de decidir a cuál de las dos compañeras se le asignaba la ayuda. Difícil coyuntura. Yo creía en esa frase que dice “la necesidad tiene cara de hereje” y decidí proponer una solución salomónica para evitar esa lucha infame de decidir quién necesita más de aquellos que más necesitan, y que cada una se llevara la mitad del fondo. Una vez más la valentía, la infinita dignidad de los más humildes y la sabiduría popular me ofreció un gran ejemplo. La compañera que tiene la madre enferma tomó la palabra y decidió por todos, dijo que su madre continuaría enferma y que para ella la ayuda sería eficaz tanto hoy como el mes que viene, su compañera lo necesitaba ya, así es que pidió que en esta oportunidad se lo llevara la compañera. Así se hizo.

Me emocioné hasta las lágrimas, se me cerró la garganta, con la voz entrecortada las felicité a todas por tanta grandeza.

Pachi
HOGAR BELEN.
Una Idea de la Solidaridad

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